Debo confesar que no fui capaz de acabar Annie Hall. También tengo que decir que, a ratos, Vicky Cristina Barcelona me horrorizó: como barcelonesa no entiendo el empeño de Woody Allen de convertir la ciudad condal en parte de Andalucía. No he visto Manhattan ni Blue Jasmine. Sin embargo, me llevé una grata sorpresa al ver Scoop y Match Point. Y también me enamoré hace unos meses de Midnight in Paris.
Como fan suprema de Colin Firth debía darle una oportunidad a esta película, que ya de por si me recordaba bastante a Midnight in Paris... Así que aquí va mi opinión.
Lo primero que me llamó la atención fue la gran diferencia que existe entre la secuencia de apertura de Midnight in Paris y esta película. La primera empieza con una exquisita introducción a la gran protagonista del film: París. En ella podemos ver diferentes imágenes en movimiento, muy a lo stop-motion, con una luz suave y romántica muy típica del director (a juzgar por las películas que he visto). Si esas postales parisinas rezuman romanticismo y frescura, la primera secuencia de Magic in the Moonlight es oscura, claustrofóbica y, en mi opinión, poco atractiva.
Sin embargo, una vez que tenemos al protagonista en el sur de Francia, Woody Allen pone en marcha gran parte de su potencial para crear, de ahí en adelante, una atmósfera dulce e idílica.
Está claro que Colin Firth, aún después de ganar un Óscar por The King's Speech, no ha conseguido quitarse el San Benito que lleva encima: sigue siendo el eterno Mr Darcy. La cosa empieza a oler cuando Burkan, el amigo del protagonista, le reprende diciendo que siempre consigue caer mal a la gente. DARCY ALERT.
En este caso, el protagonista masculino admite que Sophie es una mujer atractiva, pero mantiene que es una farsante. Así pues, la relación entre los dos no empieza con buen pie, como tampoco lo hace la de los personajes más célebres de la novela de Jane Austen.
Sin embargo, poco a poco Stanley cae rendido ante el don de Sophie y y se convierte en un hombre soñador y romántico.
¿Qué faltó? Stanley sumergiéndose en el mar Mediterráneo con una camisa blanca de época, al más puro estilo de la miniserie de la BBC Pride and Prejudice.
Quizá lo que le falla a Magic in the Moonlight es el hecho de que sus personajes, en especial Stanley, van de un extremo al otro: de nihilista a romántico, a otra vez nihilista, a otra vez romántico.
¿Y el final? Según he leído por ahí, es un final muy previsible. En mi opinión, no lo es tanto. Lo últimos diez minutos son divertidos pero angustiosos a la vez: ¿acaban juntos?, ¿se casa Sophie con el muermo que toca el ukelele como si le estuviesen matando?
Si os gustan las películas de Woody Allen o las comedias románticas, dadle una oportunidad.
Emma Stone es Sophie y Colin Firth es Stanley |
Como fan suprema de Colin Firth debía darle una oportunidad a esta película, que ya de por si me recordaba bastante a Midnight in Paris... Así que aquí va mi opinión.
Sinopsis
Con un principio bastante a lo El ilusionista, se nos presenta a Stanley Crawford (Firth), un inglés pedante y nihilista que en su tiempo libre se dedica a desenmascarar a charlatanes y adivinos de todo tipo. Convencido por su viejo amigo Howard Burkan, Stanley pone rumbo al sur de Francia para descubrir los embustes de una joven americana llamada Sophie (Stone)... Stanley, por más que lo intenta, no consigue descubrir las artimañas de la joven.
Lo primero que me llamó la atención fue la gran diferencia que existe entre la secuencia de apertura de Midnight in Paris y esta película. La primera empieza con una exquisita introducción a la gran protagonista del film: París. En ella podemos ver diferentes imágenes en movimiento, muy a lo stop-motion, con una luz suave y romántica muy típica del director (a juzgar por las películas que he visto). Si esas postales parisinas rezuman romanticismo y frescura, la primera secuencia de Magic in the Moonlight es oscura, claustrofóbica y, en mi opinión, poco atractiva.
Sin embargo, una vez que tenemos al protagonista en el sur de Francia, Woody Allen pone en marcha gran parte de su potencial para crear, de ahí en adelante, una atmósfera dulce e idílica.
Orgullo, prejuicio y nihilismo
Como de cine sé más bien poco y la cabra siempre tira al monte, diré que lo que más me ha llamado la atención de esta historia son las similitudes entre ésta y Orgullo y prejuicio.Está claro que Colin Firth, aún después de ganar un Óscar por The King's Speech, no ha conseguido quitarse el San Benito que lleva encima: sigue siendo el eterno Mr Darcy. La cosa empieza a oler cuando Burkan, el amigo del protagonista, le reprende diciendo que siempre consigue caer mal a la gente. DARCY ALERT.
En este caso, el protagonista masculino admite que Sophie es una mujer atractiva, pero mantiene que es una farsante. Así pues, la relación entre los dos no empieza con buen pie, como tampoco lo hace la de los personajes más célebres de la novela de Jane Austen.
Sin embargo, poco a poco Stanley cae rendido ante el don de Sophie y y se convierte en un hombre soñador y romántico.
¿Qué faltó? Stanley sumergiéndose en el mar Mediterráneo con una camisa blanca de época, al más puro estilo de la miniserie de la BBC Pride and Prejudice.
¿Y bien?
Tengo que decir que me encantan las comedias ligeras. Y esta lo es. También me gusta que se cuide mucho la fotografía y el color. Y esta lo hace.Quizá lo que le falla a Magic in the Moonlight es el hecho de que sus personajes, en especial Stanley, van de un extremo al otro: de nihilista a romántico, a otra vez nihilista, a otra vez romántico.
¿Y el final? Según he leído por ahí, es un final muy previsible. En mi opinión, no lo es tanto. Lo últimos diez minutos son divertidos pero angustiosos a la vez: ¿acaban juntos?, ¿se casa Sophie con el muermo que toca el ukelele como si le estuviesen matando?
Si os gustan las películas de Woody Allen o las comedias románticas, dadle una oportunidad.